PROBLEMAS
DE ANSIEDAD.
Los principales problemas psicológicos de ansiedad son:
El trastorno de ansiedad generalizada. Cuando las preocupaciones que
tenemos son excesivas, constantes, no podemos desconectar de ellas y se
extienden a casi todas las áreas de la vida (el trabajo, la educación de los
hijos, asuntos económicos, etc.), podemos estar padeciendo un trastorno de ansiedad
generalizada. Como
síntomas aparecen: inquietud, fatiga
crónica, dificultades de concentración, irritabilidad, trastornos del sueño,
tensión muscular y dolores. Esta preocupación generalizada ante tantas
situaciones cotidianas, puede acabar interfiriendo en nuestro funcionamiento
laboral, académico, social, etc. por lo que requerimos ayuda profesional para
poder recuperar nuestro bienestar emocional.
Estrés. Aparece el estrés patológico cuando nos enfrentamos a una
situación psicosocial claramente identificable (divorcio, desempleo, etc.) y
nuestra respuesta a la citada situación es desadaptada, ineficaz y nos hace sufrir. Suelen aparecer síntomas somáticos
y conductuales que interfieren significativamente nuestra actividad laboral,
académica, social, etc. Los estresantes que pueden desequilibrarnos son de
intensidad variable, desde muy traumáticos (robo, violación, diagnóstico de un
enfermedad muy grave, etc.) a menos intensos que los anteriores (desempleo,
divorcio, deudas, etc.). También pueden convertirse en factores estresantes
situaciones que tienen una valoración positiva para el paciente como un ascenso profesional, casarse, ser
padre, un cambio de domicilio, etc. Los síntomas que suelen aparecer son:
ansiedad, inquietud, preocupación, alteraciones del sueño, etc. El paciente se
siente desbordado, cree que no tiene recursos suficientes para superar lo que
le está sucediendo y por eso solicita ayuda profesional.
Ataques de pánico. De repente, de forma brusca aparece
un sentimiento de miedo intenso y
espantoso, como si nos fuéramos a morir inmediatamente. Nos puede faltar el
aliento, nos asfixiamos. Puede dolernos el pecho, como si fuéramos a tener un infarto. Tenemos palpitaciones, el
corazón se acelera. La frecuencia cardiaca se eleva de forma intensa. Sudamos,
tenemos sofocaciones o escalofríos. Sentimos náuseas, mareo. Podemos pensar que
vamos a perder el control y volvernos locos. Solo deseamos escapar de la
situación en la que se está produciendo el ataque de pánico que experimentamos.
Toda esta activación alcanza su máximo en solo 10 minutos aproximadamente, y
después, poco a poco, desaparece, pero nos deja muy afectados.
Agorafobia. El paciente siente una intensa ansiedad en
lugares donde escapar puede resultar difícil o en situaciones, como espacios
abiertos y con aglomeraciones de personas,
en las que si sufriera un ataque de pánico, no tendría posibilidades de
recibir la ayuda conveniente. La conducta del paciente se traduce en evitar este
tipo de situaciones, que pueden ser: no salir de casa si no va acompañado de
una persona de su confianza, no quedarse solo en casa, no ir a sitios donde
hayan grandes aglomeraciones humanas, no encerrarse en ascensores, coches,
autobuses, etc. Esta enfermedad interfiere notablemente en la calidad de vida
de la persona, pues la inhabilita para cumplir con obligaciones laborales,
académicas, domésticas, sociales, etc.
Fobia simple. El paciente siente un miedo muy intenso
ante situaciones muy específicas: la sangre, las heridas, las inyecciones,
ascensores, puentes, túneles, conducir un vehículo, perros, cucarachas, etc. El
paciente es consciente de que su miedo es irracional y excesivo, pero no lo
puede controlar.
El miedo que siente el
paciente ante el estímulo fóbico puede anticiparlo y entonces evita la
situación, y así desaparece el intenso malestar que siente, que puede llegar a
convertirse en un ataque de pánico. La fobia que tiene el paciente puede
interferir significativamente en la calidad de vida, limitando las oportunidades laborales o de
diversión (p. ej. Miedo a volar).
Fobia social. El paciente presenta un intenso miedo a
situaciones en las que tiene que interactuar socialmente. Ante estas
situaciones, el paciente anticipa ansiedad, p.ej. hablar en público, mantener una conversación,
ir a fiestas, etc. Es frecuente encontrar en las personas que padecen este
trastorno
un sentimiento de inferioridad y baja autoestima que provoca
preocupación ante la evaluación que de él puedan hacer los otros. Por ej. le
preocupa que lo vean débil, tembloroso, que lo rechacen. El paciente presenta
síntomas como enrojecimiento de la cara, palpitaciones, temblores. Intenta
evitar las situaciones sociales que le generan ansiedad, y eso hace que padecer
este trastorno limite las oportunidades de su propio desarrollo personal.
Trastorno obsesivo compulsivo (
TOC) cuando hablamos de
"obsesión" nos referimos a
cualquier
pensamiento o imagen mental que permanece en la conciencia de la persona, de
forma repetitiva e indeseada. La
"compulsión"
es
la
actuación estereotipada de la obsesión que tiene la persona. En las obsesiones
siempre está presente la necesidad de
realizar algún ritual;
este ritual va
siempre
acompañado de ansiedad. Si
este ritual
es interrumpido, desencadena en el paciente
una crisis de irritabilidad y agresividad. Las
obsesiones más frecuentes
suelen ser: - sobre daños o peligros
potenciales - sobre la suciedad, los gérmenes,…Y las
compulsiones más frecuentes: - lavado de
manos - manipulación de objetos, ordenación, etc.
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