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9 nov 2014

Ansiedad, de señal de alerta a amenaza




Este artículo explica de forma clara la diferencia entra la ansiedad que puede ayudarnos a  adaptarnos cuando estamos ante una situación de estrés, frente al exceso de ansiedad que constituye un problema psicológico y dificulta nuestras capacidades de adaptación y solo genera malestar psicológico.



«Me he quedado paralizado en medio de conferencias y presentaciones públicas, he dejado plantada a más de una cita, he tenido que salir de exámenes, he sufrido crisis nerviosas en entrevistas de trabajo, viajes de avión, tren, coche e incluso caminando por la calle. En días corrientes, haciendo cosas corrientes -leyendo un libro, tumbado en la cama- me he visto asaltado miles de veces por una abrumadora sensación de angustia existencial y aquejado de náuseas, vértigo, temblores y toda una panoplia de síntomas físicos. En tales casos, he llegado a creer a veces que la muerte, o algo en cierto modo peor, era inminente. Incluso cuando no me hallo bajo los efectos de estos episodios agudos, vivo zarandeado por la inquietud: sobre mis finanzas, sobre el trabajo, el ruidito del coche. A veces esta inquietud se transforma en un malestar físico de baja intensidad -dolores de estómago y cabeza, mareos, molestias en brazos y piernas-, o en un malestar general, como si tuviera la gripe. En varias ocasiones he desarrollado dificultades, inducidas por la ansiedad, para respirar, para tragar e incluso para andar, y esas dificultades se convierten entonces en una obsesión y acaparan todos mis pensamientos. Sufro asimismo una serie de fobias o miedos concretos. Por citar algunos: a los espacios cerrados (claustrofobia), a la altura (acrofobia), al desmayo (astenofobia).».




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